CARNE DE ASTRONAUTAS 2: GRAVEDAD ZERO
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CARNE DE ASTRONAUTAS 2: GRAVEDAD ZERO

$ 50.000

Ante el rotundo éxito de la primera temporada de Carne de Astronautas, el autor Luis A. Suescún nos entrega la fascinante continuación, donde conoceremos el sobrecogedor relato del ingeniero Andrei Sokolov y su nave transportadora, desde las pavorosas minas del planeta Ceres hasta su peligrosa trayectoria hacia la Tierra.

 

Una novela corta donde se cruza la ciencia ficción y el imaginario zombi, donde el amor, la paternidad y el odio serán las líneas principales de esta obra cargada de la acción y el dramatismo que supo cautivar a lectores de todas las edades.

Cantidad

"Los planetas se parecen mucho a las personas. De lejos, dan la impresión de ser unas esferas limpias y perfectas, girando con paciencia en la inmensidad del espacio. Pero basta con acercarse un poco a cualquiera para notar todas sus cicatrices, sótanos e imperfecciones: desde cráteres sin fondo, volcanes dormidos, tormentas eléctricas, hasta cielos negros de ceniza y polvo. Cada planeta guarda una historia de siglos bajo capas de silencio. Por supuesto, Ceres, un pequeño planeta minero, no era la excepción. Desde lejos parecía una simple esfera gris girando en la noche sideral, pero apenas alguien entraba en su atmósfera, podía notar que ese color se debía a las espesas nubes de polvo y residuos que le recubrían. Olía a sudor, a miseria y a muerte, como cualquier socavón.

Era lo más parecido al infierno bíblico, en realidad.

Oscuridad. Humo. Olor nauseabundo. Abismos.

El planeta Ceres, situado a más 3.000.000 kilómetros de la Tierra, era un planeta árido y desolado, sin más vida que los enormes campamentos de obreros que extraían recursos de aquel suelo estéril. La nave Orión Delta, un gigantesco transportador de la clase Atlas, descendía lentamente hacia el aeropuerto de Zeta 4, una de las principales instalaciones de aterrizaje del planeta.

En la sala de mando de Orión Delta estaba Andrei Sokolov, el ingeniero jefe, observando las pantallas que indicaban los datos del descenso. Andrei era un hombre de estatura media, cabello negro, donde despuntaban algunas canas y un bigote oscuro que marcaba su rostro anguloso.

A su lado, Yuri Morozov, su joven asistente, más alto y fornido, ajustaba los controles con habilidad, asegurándose de que cada sistema funcionara a la perfección..."

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