Las monedas del barquero (preventa)
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Las monedas del barquero (preventa)

$ 70.000

101 CUENTOS

Terror clásico, cósmico, corporal y espiritual. 

Drama. Ciencia Ficción. Weird.

Distopía histórica. Fábula. Amor. Existencialismo. Humor negro. 

Sin lugar a dudas, Suescún es un cuentista natural y esta obra lo demuestra con creces.

Un absoluto reto de la imaginación.

Cantidad

Mi mamá Anita me contaba cuentos antes de dormir y ese fue el hecho más trascendental de mi vida, «el resto es literatura» como escribía el poeta Paul Verlaine. No importaba cuán cansada llegara ella de trabajar en Artesanías de Colombia, siempre me leía un libro, los hermanos Grimm, las fábulas de Esopo y, en especial, las 1001 Noches Árabes. Sin embargo, los mejores cuentos eran los que mamá improvisaba porque rayaban en lo absurdo. «Cierra bien los ojos, Luis. ¿Los tienes cerrados?» Yo asentía obediente en la oscuridad. «Porque hoy viajaremos a la luna, a otros planetas, ¿tienes bien abrochado el cinturón?» Incluso hoy siento la emoción de sentir que sí, que en realidad nos encontrábamos en una nave espacial y atravesábamos el universo constelado de estrellas. «¿Ves las estrellas?» me preguntaba ella y yo, pasados los cuarenta y cuatro años, todavía las veo.

Ahí están, las veo cada vez que cierro los ojos.

Para esos años yo estudiaba en el jardín infantil Rafael Pombo y sufría cada vez que llegaba el bus de la ruta. Odiaba salir de mi casa y sentarme en un aburrido salón de clases. Sin embargo, algo sí me gustaba: contar cuentos.Contaba cuentos.

A mi modo, por supuesto…

En esas clases yo contaba mi versión de Caperucita, la Sirenita o Blancanieves, acomodando en ellos todas las cosas que se me iban ocurriendo. A lo mejor muchos pensaban que yo tenía problemas con el azúcar y todo era una alucinación.

Pero en la plena adultez comprendí que no hay nada más importante que vivir alucinado, la vida es demasiado dura como para tomársela en serio, es un trago muy amargo como para no endulzarlo con algo de fantasía, amor, horror o deseo.

«Nada puede el mundo contra un hombre que canta en la miseria» escribió alguna vez Ernesto Sábato y eso es cierto: necesitamos encontrar felicidad en el arte para soportar la vida. Y leer un cuento es uno de los hechos más felices de la existencia. Porque un buen cuento significa abandonar por un instante nuestras preocupaciones, soltar el peso de nuestras decisiones y volver a ser niños, cuando la vida era más leve y creíamos que podíamos ser eternos.

Por eso escribí este primer volumen de 101 cuentos, unos cortos y otros no tanto, en donde se funden los distintos géneros, desde el terror absoluto hasta el amor, pasando por la comedia, lo extraño, el drama, la fábula, la ficción y la distopía histórica.

Nosotros somos los cuentos que hemos escuchado.

Esta colección se la dedico a las mamás, a las tías y a las abuelas, a esas Sherezadas que sacan fuerzas de donde ya no tienen, para abrir un libro y leer esas palabras mágicas:

«Había una vez…»

Aquí comienza la fantasía. ¿Tienes los ojos cerrados?

Ficha técnica

Contenido
Libro de cuentos
Tipo de cubierta
Tapa blanda
Cantidad de páginas
416 páginas

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